Breve Historia de Cabrejas por Pedro Sanz Lallana

En la Prehistoria, la Sierra de Cabrejas fue una barrera natural que separaba dos poblaciones: los Arévacos, situados al sur, que se extendían más allá del Duero hasta tierras de Sigüenza, llegando por el este hasta el castro de Numancia y otros castros próximos (ej.: Porteirubio). Y los Pelendones que estaban al norte de la sierra y ocupaban desde Salas todo el norte de Soria (Cabrejas incluida), las sierras de Urbión y Oncala hasta Ágreda.

Ambos pueblos pertenecían al grupo étnico de los Celtíberos, que se asentaron en la meseta castellana 800 años antes de Cristo. Se caracterizaban por construir sus castros sobre cerros o colinas de forma que les fuera más fácil la defensa.

Los Arévacos eran belicosos y estaban considerados como una de las tribus más poderosas de la península; se enfrentaron a los cartagineses (Aníbal) y a los romanos hasta que fueron sometidos por Escipión en el año 133 a. C. destruyendo su capital: Numancia. Incineraban a sus muertos; algunas de sus ciudades más famosas fueron: Medinaceli, Tiermes, Sigüenza, Uxama.

Los Pelendones también se asentaban en castros protegidos por fuertes murallas y fosos; se dedicaban al pastoreo y a la ganadería. Los romanos los sometieron de la misma forma que a los arévacos y berones (celtíberos situados al norte de la sierra de Urbión).

Los Pelendones de Cabrejas, siguiendo las costumbres celtas, se asentaron en el Pico ocupando una hectárea de extensión, lugar estratégico que controlaba el paso del arroyo de la Hoz, y permitía la comunicación con sus vecinos Arévacos y la ciudad de Voluce, hoy desaparecida, cerca de Calatatiazor. Este castro de casas circulares y cuadradas (se han encontrado ruinas) tenía una muralla muy sólida con torreones y gran puerta de entrada, rodeada de piedras hincadas que impedían el paso de la caballería enemiga. Se han encontrado vasijas que indican que estuvo habitada al menos 300 años a. C.

Con la romanización sobrevino un largo período de paz; se abandonaron los castros y se habitaron los valles porque eran más saludables, tenían agua abundante, se roturaron campos de cultivo y se desarrolló la ganadería. En este período que va desde siglo 1 al VIII es cuando se asienta la población de Cabrejas en el espacio actual. Paralelamente aparecen otros núcleos de población importantes como el pueblo de Soria, Almazán, Burgo de Osma, Calatañazor, Medinaceli..., sobre todo durante el reinado de los Reyes Godos.

Tras la muerte del último rey godo, don Rodrigo, llegan los árabes en el año 711, y ante el empuje musulmán se despueblan grandes zonas del Duero, entre ellas, Cabrejas, o quedaron esclavizadas, como sucedió con Medinaceli y Calatañazor.

La muerte de Almanzor (año 1002) señala el punto de arranque de la repoblación y reconquista de las tierras de España, siendo durante un siglo el Duero la frontera entre el reino cristiano y el musulmán. Hay muchos documentos que señalan este período de repoblación de Castilla facilitada por los reyes, particularmente por Alfonso VI (1050). Existe un escrito que dice cómo los hombres de Covaleda repoblaron Ávila en el año 1085, y los de Segovia repoblaron tierras de Soria, dejando nombres como Segoviela, Sepúlveda, etc.; o gentes del País Vasco que dieron nombres a pueblos como Vascones, Vizcaínos... El rey Alfonso VIII fue el gran beneficiador de Soria y los pueblos de la zona, entre ellos, Cabrejas.

Se sabe que a partir de 1088 Cabrejas se constituyó en Comunidad de Villa y Tierra incluyendo a los pueblos de la Concordia, lo que significaba que tenían administración propia, podían escoger a sus señores para su gobierno, repartir tierras entre los colonos que llegaban, impartir justicia, y dependían únicamente del señor que ellos eligieran. Fue la época de la repoblación y crecimiento de Cabrejas.

En el año 1136 reconocen como señor al Cabildo de Osma (entonces los obispos y canónigos eran señores feudales muy poderosos) y pasan a ser tierras de abadengo, no dependientes del rey, señorío que duró hasta el año 1352 que queda en propiedad exclusiva del obispo Don Gonzalo (excluido el cabildo). Este dominio del obispo duró hasta 1580 en que pasan a ser tierras de realengo (propiedad del rey).

De la época medieval quedan la iglesia de San Millán y elementos de la antigua ermita de la Blanca, de la que se conservan la talla de la Virgen y la pila de agua bendita, de traza románica.

Cabrejas creció en este período enormemente en riqueza ganadera y agrícola; la atalaya de origen árabe (siglo X) que había en el cerro fue reforzada y reconvertida en castillo con su torre de homenaje y primeras murallas; el obispo don Pedro García Montoya, a la vista de las revueltas que había en Castilla en tiempos de Enrique II "el de las Mercedes" (1333-1379), y sobre todo ante la división de la nobleza castellana con Enrique IV por el conflicto de su hermana Isabel 1 de Castilla y su hija "La Beltraneja", mandó levantar las murallas en 1458 para fortificar el castillo y acoger en su interior a la población de Cabrejas, que entonces ya era de unos 400 vecinos. Murallas de las que todavía se pueden ver algunos retazos.

La importancia de Cabrejas en este período es patente porque fue capaz de mantener un conflicto con los poderosos señores de la Mesta (1494) por el cobro de tasas y derecho de asadura (pago de una animal vivo por cierto número de animales que pasaban por su territorio), por lo que el alcalde de Cabrejas y el deán de la concatedral de San Pedro de Soria en representación del obispo, fueron a juicio —que perdieron— y tuvieron que permitir el paso libre de la Cañada Real Soriana Occidental que recogía las merinas del noroeste de Soria para llevarlas a Extremadura.

En 1580, mediante bula pontificia, dejó de ser tierra de abadengo (del obispo) para pasar a ser tierra de realengo (del rey), previo pago de 4.496.000 maravedíes (aprox. 203.641€), y el rey Felipe 11 (1581) le concedió la Carta Puebla en la que le reconoce el privilegio de ser VILLA, (incluye a Muriel Viejo y de la Fuente, Cubilla y Talveila, pueblos que se segregarán posteriormente para formar la Merindad de Solpeña), pasando a ser propiedad de don Juan Alonso de Vinuesa, corregidor de Soria, e ingresa en la Mancomunidad de Villa y Tierra de Soria para defender sus intereses en la parte de pinar que le correspondía.

El hecho de ser Villa le concedía el derecho a tener juez de horca y cuchillo, azotes y cepo, y como testimonio queda la picota que estaba colocada en la plaza pública.

El Diccionario Geográfico Universal (1653) señala que Cabrejas es villa de realengo, arciprestazgo de diez parroquias, villa eximida de partido (es decir, que había comprado su independencia, lo que significa que tenía recursos suficientes para mantener esta exención, que era muy cara por no depender de ningún señor). Y una de las leyes que promulgaron sus regidores fue la de no admitir hidalgos en sus tierras (porque no trabajaban y no pagaban impuestos), lo que afectó a los hermanos Vadillo cuando quisieron comprar sus derechos de hidalguía, que tuvieron que recurrir al pueblo de sus antepasados (Cubo de la Sierra), consiguiéndolo en 1771 con escudo propio como se puede ver en la ermita de la Blanca.

Fecha importante: 1629, Cabrejas entra a formar parte de Cabaña Real de Carreteros; la prosperidad del pueblo tuvo que ser notable: «Los carreteros visten y calzan a sus mujeres e hijos y familia con esplendidez, además de aumentar sus caudales más que los médicos, boticarios, escribanos y maestros», dice el Marqués de la Ensenada.

El Catastro de 1752 señala que Cabrejas tenía 500 habitantes, 36 viudas y 116 casas habitadas, además de majadas, cuadras y dehesas. Contaba con los siguientes servicios: una taberna, una panadería, una carnicería, hospital de pobres, dos molinos, una sierra de agua, dos curas, un sacristán, un escribano, cirujano, maestro, zapatero, tejedor de paños, un sastre, dos carpinteros, un vendedor de miel y cera, 10 mayorales carreteros, 60 carreteros de oficio, pastores, labradores, un herrero, vigilantes de los montes y dehesas, alcalde, juez, verdugo... 142 carretas de porte, 500 bueyes destinados a la carretería, etc.

Pero hay unas fechas en la historia de Cabrejas muy significativas, me refiero a los incendios que asolaron el pueblo:

El primero: 5 de abril, 1734 en el que ardió la iglesia y cuatro casas aledañas; se atribuye a causas fortuitas.

El segundo, 30 de enero de 1810, coincide con la presencia de las tropas francesas en Soria y sus pueblos. Ardieron 38 casas, ¿fue fortuito o en represalia por atacar a las tropas francesas? Este castigo colectivo era muy común en aquellos días, así como los fusilamientos.

El tercero, 26 de agosto, 1872, fue el más devastador porque redujo el pueblo a cenizas.

Como consecuencia de esta catástrofe y la casi desaparición de la carretería, llegó la decadencia y con ella la emigración, en especial hacia a América, siendo los hermanos Vadillo (1760) un ejemplo de la prosperidad de los llamados «Indianos», que favorecieron a sus pueblos con construcciones notables como la ermita de la Blanca en Cabrejas y casonas singulares.

 

La Cabrejas del siglo XX ya es más próxima a nuestros días y conocida para muchos de sus vecinos.

Cabrejas del Pinar fue entrada natural y lugar de obligado paso en la ruta de penetración, que desde el valle del Duero por Andaluz, se dirigiría a la zona de Pinares. En Cabrejas del Pinar tomaba esta ruta dos direcciones: una hacia las Tierras de Lora, por el Mojón Pardo, y otra hacia la Rioja, por el Puerto de Santa Inés.

Fue también camino de ida y durante la reconquista de los ejércitos califales acuartelados en Medinaceli y de las huestes cristianas de los Reinos de Leon, Castilla y Nabarra.

La ruta Cabrejas-Andaluz espió en secreto en el año 1.002, el paso de Almanzor enfermo, derrotado y dolido por la catastrofe de Calatañazor. En la documentación del siglo XVI aparece Cabrejas del Pinar como Cabecera de la Comunidad de Villa y Tierra.

Fue repoblada entre 1088 y 1136. Se conoce su pertenencia al Cabildo de Osma hasta 1352, en que pasa a propiedad del obispo Don Gonzalo, siendo reforzada con la muralla en1440 y permaneciendo en propiedad del obispado de Osma hasta 1580.

De su antigua grandeza conserva algunos restos y edificos que comentamos a continuación.

Podemos encontrar bellos parajes escondidos en lugares insospechados. Para más información, consultar el apartado Naturaleza.

El Castillo

El Castillo

Está situado en el extremo del cerro amurallado que encerraba la villa y separado de ésta por una barrera, a modo de alcázar. Apenas quedan restos de lo que pudo ser este conjunto, sobre todo por su parte oriental, debido en gran parte a la mala calidad de la mampostería empleada, sin el uso de sillarejos en las esquinas, aunque parte de las ruinas han sido consolidadas. La torre del homenaje está muy arruinada. Nos muestra varios huecos y las señales de la viguería de madera de cuatro plantas en sus más de 15 metros de altura que hoy quedan, con gruesos muros de unos dos metros.

Dos puertas cerraban la fortaleza, una hacia la villa con cuatro torreones (al estilo del acceso del castillo de Ucero) y matacán oculto, y otra hacia el exterior con torreones ciegos. Conserva la primera aún algunas piedras de sus arcos y los huecos superiores de los goznes de la puerta en piedra arenisca. Existen restos del aljibe, cegado recientemente. 
En el muro norte se abre otra puerta secundaria llamada "Poterna". En su interior se adivina un aljibe y un paso subterráneo, que comunicaba el castillo con una fuente situada al pie noroeste del cerro. Al este, en la punta del farallón, existe una Atalaya, utilizada para vigilar al enemigo. Llama la atención que no esté colocada en lo más alto, el motivo era poder divisar otra atalaya que existía en Abejar.

Castro del Pico

Asentamiento humano de la Edad del Hierro (400 A.C.) situado a 1.243 metros de altitud en la Sierra de Cabrejas. Es el ejemplo más significativo de "los castros sorianos de planta triangular y emplazamiento en espolón". Mirador natural sobre la Sierra de Urbión donde los restos culturales se mezclan con las tradiciones populares; allí yace enterrado, bajo un túmulo de piedras, el tesoro del "Becerro del Oro".

Iglesia de San Millán

Iglesia de San MillánEsbelta y solemne, es de estilo barroco, aunque debido a la antigüedad de la Villa, hace pensar que la actual (construida en los siglos XVI y XVII) lo fuera sobre las ruinas de una anterior. Destaca la gran belleza de su retablo mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 Ermita de la Blanca

Ermita de la BlancaLa ermita de la Virgen de la Blanca se encuentra a unos 3 km. del pueblo, al borde de la N-234, pero al mismo tiempo junto al pinar. Por sus grandes dimensiones más parece una parroquia. Tiene planta en cruz latina con un gran ojo de buey sobre la entrada a la altura del coro y torre con ocho vanos. Presenta en sus laterales sólidos contrafuertes. La ermita alberga una hermosa imagen que data de 1818.

Esta ermita fue donada por tres familias emigradas a México en el siglo anterior. A este santuario, el dia de su celebración, acuden los llamados "Pueblos de la Concordia": Talveila, Cubilla, Abejar, Muriel Viejo, Cubillos, Herrera y Muriel de la Fuente de los que hay memoria documentada que asisitieron en su totalidad a la inauguración de la ermita el 12 de octubre de 1814.

 

 

 

 

 

 Ermita de Santa Ana

Ermita de Santa AnaSe trata de una modesta ermita situada a la entrada del pueblo. Robusto edificio de planta rectangular situado en el casco urbano y junto a ella el cementerio. Tiene un óculo sobre la puerta de entrada y espadaña con una campana.

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros

Picota de los CascajaresSe conserva la Picota o Rollo llamado de los Cascajares como distintivo de haber sido cabeza de Comunidad de Villa y Tierra.

También cuenta con una Fuente romana que es de las pocas que se conservan bien en toda la provincia. Construida enteramente en sillería de arenisca y de madera de enebro los ornatos de entrada.